Publicado el 27 junio, 2025
Durante el Primer Congreso Internacional de Guías de Turismo en Chile, celebrado en San Pedro de Atacama, el destacado antropólogo Agustín Llagostera, ex director del museo local y académico de la Universidad Católica del Norte, compartió una reflexión profunda sobre el valor del turismo, la enseñanza del patrimonio y la identidad andina.
Con un gran encuentro más de 200 guías, estuvieron en la comuna de San Pedro de Atacama la charla del reconocido antropólogo Agustín Llagostera durante el Primer Congreso Internacional de Guías de Turismo en Chile, evento sin precedentes que tuvo como epicentro esta histórica comuna de la Arqueología.
Llagostera, con más de 25 años de vivencias en San Pedro y ex director del museo local, hizo un recorrido emotivo e intelectual por la transformación del turismo en la región, destacando el rol que hoy cumplen los guías turísticos como auténticos mediadores del conocimiento cultural y natural.
La evolución ha sido clara. Para Llagostera, el momento actual marca un hito. “Hoy los guías se han organizado, no solo a nivel local, sino también nacional. Y esta proyección internacional es verdaderamente extraordinaria”, destacó en su intervención ante una audiencia colmada, donde la presencia juvenil fue especialmente notoria.
“Yo viví 25 años aquí en San Pedro de Atacama y fui testigo del auge del movimiento turístico. Pero en esos años no existía una verdadera organización de guías. A veces se me paraban los pelos al oírlos explicar teorías sacadas poco menos que de otros planetas”, recordó entre risas, aunque con preocupación.
Pero más allá de la anécdota y el análisis técnico, la charla de Llagostera tocó fibras emocionales profundas: “A los guías los compararon con profesores, y tienen razón. Ustedes enseñan, ustedes forman. Están enseñando a otros sobre el patrimonio, sobre nuestra historia. Para mí, compartir con ustedes lo que he aprendido de la cultura andina atacameña es una realización personal”, expresó visiblemente conmovido.
El encuentro se convirtió en un espacio de diálogo intergeneracional y de valoración del conocimiento científico compartido. “Critico a muchos colegas científicos que se encierran en sus congresos y no devuelven ese conocimiento a la gente. El turismo, cuando se basa en conocimiento y respeto, es una herramienta poderosa para la identidad”, sentenció.
“De alguna manera, los guías de turismo son profesores. Están enseñando a otra gente sobre el patrimonio natural y cultural. Y eso es algo que hay que reconocer y valorar”.
La participación de Agustín Llagostera no solo aportó contenido riguroso, sino que también funcionó como una declaración de principios: el turismo no puede desligarse de la historia ni del respeto por las culturas originarias.
“Fue emocionante ver cómo al final de la charla de don Agustín todos se pararon a aplaudir y agradecer tantos años de entrega de conocimiento. Este primer congreso internacional de guías de turismo ha mostrado cómo hoy los guías asumen su rol con mayor responsabilidad y compromiso, buscando ellos mismos la profesionalización de su actividad. En casi dos horas, don Agustín nos devolvió a todos los que estuvimos aquí en el Coyo Antay el valor de conocer y cuidar nuestro patrimonio”. Señaló el alcalde de la comuna de San Pedro de Atacama, Justo Zuleta Santander
La comunión entre juventud, saber ancestral, ciencia y comunidad fue el corazón palpitante de esta charla, que dejó una huella en los asistentes. El congreso no solo reunió a expertos, sino que consolidó un espíritu colectivo que valora la identidad territorial como pilar para un turismo sostenible, inclusivo y profundamente educativo.
Y es que en un mundo que se mueve con rapidez, donde el turismo puede ser motor económico, pero también riesgo de desarraigo, esta instancia demostró que en San Pedro de Atacama se está construyendo un modelo diferente: uno donde los guías son, efectivamente, los nuevos custodios del relato ancestral. Como bien dijo Llagostera, “profesores del patrimonio”.
Este congreso, pionero en su tipo, marca un antes y un después para el turismo chileno y, sin duda, para San Pedro, una comunidad que con humildad y sabiduría ha sabido abrirle las puertas al mundo, sin olvidar quién es ni de dónde viene.