Nuestra comuna se convirtió en el epicentro de un emotivo encuentro de hermandad, donde comunidades Lickanantay, Argentina y Bolivia se reunieron bajo la organización “Atacameña sin Fronteras”. Este espacio, que busca revitalizar los vínculos ancestrales entre los pueblos indígenas divididos por fronteras nacionales, tiene como eje principal el fortalecimiento de la cooperación mutua y la preservación de tradiciones económicas y culturales. El encuentro se destacó por la práctica del trueque
El trueque, una práctica ancestral que sostiene las economías de subsistencia de las comunidades indígenas, fue el eje central del encuentro. Durante la jornada, los asistentes intercambiaban productos como chañar, algarrobo, orejones, maíz y peras, todos los frutos de sus tierras. Este sistema económico no solo refuerza la autosuficiencia, sino que también revitaliza tradiciones que han sido la base de la cultura atacameña durante siglos.
Desde Argentina, estuvieron presentes representantes de las comunidades de Catua, El Toro, Susques y Paso Jama. Por su parte, Bolivia se hizo presente con las comunidades de Quetena Grande y Quetena Chico, quienes, al igual que sus pares chilenos, manifiestan la importancia de mantener estas instancias de cooperación.
“Este encuentro no solo permite el intercambio de productos, sino también de saberes y valores que sostienen nuestra identidad como pueblos originarios. El trueque no es solo un acto económico, es un acto cultural y de resistencia”, señaló alcalde de la comuna Justo Zuleta Santander
“Atacameña sin Fronteras” nació de la necesidad de resistir a las divisiones impuestas por las fronteras estatales y reivindicar la unidad de los pueblos indígenas que habitan en los Andes. Más allá de los intercambios materiales, el evento destacó la importancia de trabajar juntos para proteger los recursos naturales, la cultura y las tradiciones de las comunidades Lickanantay.
Los organizadores expresaron su interés en consolidar estos encuentros como una tradición anual que permita seguir fortaleciendo la red de colaboración entre las comunidades atacameñas de los tres países. Además, destacaron la importancia de incluir a las nuevas generaciones en estas actividades, para que las tradiciones y el sentido de comunidad sigan presente.
La “Atacameña sin Fronteras” se consolida como un espacio de resistencia cultural y de unión, que recuerda al mundo que los lazos ancestrales y la sabiduría de los pueblos siguen más presentes que nunca.